24/09/07
-Dios, extraño nombre para un extraño concepto.
-Acaso tu lo llamarías de otra forma...
-Por supuesto, hay mil y un nombres más hermosos y más correctos. Yo lo hubiese bautizado Uno, Absoluto, Todo, Infinito... hay tantisimos nombres que merecería más que el que le damos.
-De todas formas no creo que su nombre le importe en absoluto.
-Claro, eso intento explicarte, no le importa ni el nombre que le demos los hombres ni nada de lo que ocurra en su universo.
-Creo que ahora he dejado de entenderte...
-En todas las sociedades tenemos la mala costumbre de otorgar voluntad y pensamiento a nuestros dioses; cuando, en realidad, que dios digno de tal nombre estaria sugeto a semejantes limitaciones. Todos los mortales somos iguales en el fondo, damos una mente a nuestros dioses de la misma forma que les damos cuerpo humano, y ¿por que lo hacemos? Pues porque en realidad tenemos más miedo a perder nuestra mente que nuestra vida, porque esta es al fin y al cavo la unica forma de existencia que conocemos y porque si no podemos sentir de ninguna forma que estamos vivos que lo estemos es irrelevante.
-A donde quieres ir a parar.
-No hay un dios consciente y no hay juez universal, ni arquitecto, ni artesano solo una energía de la que se nutre el universo, una enería a la que no podemos importar porque no se importa ni a sí misma pero a la que no podemos dejar de pertenecer porque somos parte de ese Dios y nuestras acciones son las suyas, tan solo un suspiro en medio de su desbocado huracan pero, al fin y al cabo, hechos del mismo aire.
-Dios, extraño nombre para un extraño concepto.
-Acaso tu lo llamarías de otra forma...
-Por supuesto, hay mil y un nombres más hermosos y más correctos. Yo lo hubiese bautizado Uno, Absoluto, Todo, Infinito... hay tantisimos nombres que merecería más que el que le damos.
-De todas formas no creo que su nombre le importe en absoluto.
-Claro, eso intento explicarte, no le importa ni el nombre que le demos los hombres ni nada de lo que ocurra en su universo.
-Creo que ahora he dejado de entenderte...
-En todas las sociedades tenemos la mala costumbre de otorgar voluntad y pensamiento a nuestros dioses; cuando, en realidad, que dios digno de tal nombre estaria sugeto a semejantes limitaciones. Todos los mortales somos iguales en el fondo, damos una mente a nuestros dioses de la misma forma que les damos cuerpo humano, y ¿por que lo hacemos? Pues porque en realidad tenemos más miedo a perder nuestra mente que nuestra vida, porque esta es al fin y al cavo la unica forma de existencia que conocemos y porque si no podemos sentir de ninguna forma que estamos vivos que lo estemos es irrelevante.
-A donde quieres ir a parar.
-No hay un dios consciente y no hay juez universal, ni arquitecto, ni artesano solo una energía de la que se nutre el universo, una enería a la que no podemos importar porque no se importa ni a sí misma pero a la que no podemos dejar de pertenecer porque somos parte de ese Dios y nuestras acciones son las suyas, tan solo un suspiro en medio de su desbocado huracan pero, al fin y al cabo, hechos del mismo aire.