18/03/08
Me desperté lo bastante temprano como para disfrutar de una larga mañana pero no lo suficiente para considerarse madrugar. El sol de primavera me despejo cuando salí a la calle mas que cualquier ducha mañanera. Había mucha gente en las aceras, en los parques y en los cafés; y parecía como si estuviesen disfrutando de un día libre. Las tiendas estaban abiertas, debía ser Sábado. Me acerque a una cafetería y me senté en la terraza a la sombra de un arbolito. Me quite la chaqueta, hacia calor. Un camarero se acerco y me pregunto que deseaba tomar. El sol pensé yo, pero conteste: "Un café, solo, por favor". Por las avenidas peatonales la gente caminaba hablando en voz alta, y llegaban a mis oídos retazos de conversaciones ajenas. En las fachadas de los edificios el sol brillaba deslumbrando a los turistas que tomaban fotografías de todo a su alrededor como si temieran que fuese a desvanecerse de un momento a otro, no les falta razón pensé....